Me preguntás por qué, a pesar de todos estos años, cuando ya somos otros, tan distintos.
Es por el recuerdo.
La débil sensación de haber tenido alguna vez un castillo, la fortaleza de un recuerdo, que se ha desvanecido en el tiempo, en el mundo.
Por eso llevo cada grano de arena, de un desierto a otro.
Cada grano que es cada segundo.
Para ver de vuelta aquel sitio, para traer de vuelta un momento.
Para volver a encontrarnos, apenas un instante
y volver a despedirnos.