Soy la noche.
Soy el rey cuervo.
*
¿A dónde te diriges con tanta prisa?
A donde nadie pueda encontrarme.
¿De quien huyes?
Del Destino.
¡Valla osadía! ¿Acaso puede uno escapar del destino? ¿Qué te mueve, mísero rey, a renegar de tu futuro?
Un niño. Le he quitado al Destino el hijo suyo y mío. Duerme dulcemente en este huevo y sueña que no hay peligro. Sueña que es y que será. Sueña con su nacimiento.
Eres valiente. Nadie enfrenta al Destino.
Soy el primero.
El primero aun vivo.
"Gira la rueca..."
Conozco el canto.
"Gira la rueca del incierto destino
escondida en la sombra en un templo perdido.
Hila los hilos que son sus cabellos
decide la fortuna de muertos y vivos.
Gira veloz la rueca de ébano
trazando senderos, torciendo caminos
observa el destino con sus tres ojos ciegos
el trabajo perfecto de sus secretos designios.
Hilan y cortan y enlazan y miden
los seis brazos blancos bajo un frío silencio
los hilos infinitos que son sus cabellos
en una danza eterna en un templo sin tiempo".
... en una danza eterna en un templo sin tiempo."
¿Por qué le has quitado el niño que será? ¿Qué te mueve a enfrentar al cielo?
El amor me mueve y me mueve la pena. He visto al Destino y he visto a sus hijos. He sido su amante durante siglos enteros. He visto a los niños volverse perversos, crecer malditos. Uno yace muerto, el otro es la Furia. No conozco al tercero. Los tres me buscan por orden de su madre. Vago errante con el cuarto heredero. ¿No es acaso un buen motivo? ¿Cuidar al niño que será, a mi futuro hijo? ¿No es un noble deseo?
Su madre el Destino pudrirá el huevo; pues maldita sea entonces en el vasto universo.
Es por eso que la enfrento.
Tu valentía traerá tu infierno.
¿Por qué te presentas ante mí?
Soy el mal presagio. ¿Qué haces en la tierra, si tu morada es el cielo?
Lo he abandonado todo, pues todos me han abandonado. La luna hechizada me ha negado su claro y las estrellas todas duermen oscuras. No hubo luz que guiara mis pasos. Me encontré solo en el inmenso cielo. Nada me retuvo, entonces huí.
Descendí.
¡Pero es tan grande el desierto...! ¿Dónde esconderé a mi niño? ¡Te pido asilo gran Rey! ¡Resguarda mi alma en tu plumaje negro!
Lo lamento. No hay secretos en mi desierto.
¡Ay de mí...! Ellos me persiguen. ¿En dónde se encuentran? ¿Puedes verlos?
Puedo.
Corre la furia perdida entre las dunas. Sus pasos levantan tormentas. Sus ojos despiden fuego. ¡Es terrible su ira...!
Pero aun se encuentra lejos.
¿Y los otros?
Vuela uno veloz.
¿Quién es?
El hijo muerto. Llora a su paso la arena del desierto. Gimen las piedras y enloquecen mis cuervos. Es la Muerte.
Pero aun se encuentra lejos.
¿Qué hay del tercero?
A él no lo encuentro.
¡Maldito es el vientre del infame Destino! Convierte a sus hijos en horribles bestias, pero no a éste. Nacerá libre y será bendito.
¿Cuándo nacerá?
Pronto, cuervo. Cuando se acabe la noche y se encienda el cielo
el huevo mi niño romperá.
¿Pero no destruirá la luz la sombra de tu cuerpo?
Así es. Estoy muriendo.
¿Vale el hijo que aun no es, la vida del gran rey nocturno? ¿Qué será el niño, que vale su padre muerto?
No lo sé.
¿Y aun así te sacrificas?
Quebrará los hilos de su destino y me devolverá al cielo. Quebraré los hilos para asegurar su vida, y luego él me traerá de entre los muertos.
Enfrentas al Destino y reniegas del cielo. Te rebelas ante el futuro por un sueño incierto. Que la fortuna se apiade y perdone tu atrevimiento.
Vago moribundo. ¡Imploro tu amparo!
No tengo el poder para cubrir tu destierro. Lo lamento, rey derrocado.
También lo lamento, rey sin cetro.
*
Soy la Noche.
Soy el Rey Cuervo.
¡No tengo nombre...!
*
¡¿Quién eres?!
¡Noche! ¡Por fin te encuentro!
¡Sal de las sombras y preséntate!
Lo que ves es mi cuerpo. Soy de niebla y de sombra, soy viento y reflejo. ¡Noche, por fin te encuentro...!
Soy el Rey Cuervo, y el desierto es mi reino. ¿Quién eres?
Mi nombre es impronunciable. Nadie me conoce y no tengo semejante. Soy etéreo. No tengo historia, no tengo peso y no ocupo espacio. Y sin embargo, soy. ¡Noche, por fin nos conocemos...!
¿Qué quieres de mí?
Quiero saber. ¿Qué llevas bajo tu manto negro?
Nada hay.
¿Qué escondes, rey sin reino?
Nada llevo. ¡Déjame pasar!
¡Dime primero!
¡Aléjate, sombra!
¿Qué llevas en tu vientre? ¿Qué escondes en pliegos?
Detente criatura. Te lo ordena el Rey Cuervo.
¿Ordenas, querido rey? ¿Bajo que poder exiges? ¿Debo reconocer a un rey sin espada y sin corona?
Eres maldito. No tienes forma ni vida, tampoco estás muerto. ¿Qué existe como tu sobre la tierra? ¿Qué repta como tu bajo el cielo?
Solo uno, yo mismo. No existe otro en todo el universo. ¡Noche, por fin te encuentro...!
¡Déjalo libre! Morirá si te interpones.
¡Déjame pasar!
¿Qué es lo que escondes...?
¡Nada oculto, alma maldita! ¿Cómo te atreves a enfrentar a la Noche? Tus sombras me pertenecen, y tu niebla y tu reflejo; pues en mi te engendraste. Y ahora te me interpones. ¡Doblégate y expira!
No pertenezco a tus manos, oscuro rey. Tampoco al desierto, tampoco a la noche. ¡A mis ojos son reyes muertos, son lamentos sus ordenes! ¡Muéstrame lo que llevas, muéstramelo rey, muéstramelo!
¡Oh! ¡Un huevo!
¡Aléjate de él, demonio!
El Destino busca un huevo de estos...
El Destino busca este único huevo. Pero enfrenté su ira y escapé de su seno. Me persiguen sus hijos, me desean ver muerto. Vago moribundo en el inmenso desierto. Pero escapé del Destino y escapé de sus hijos. Bajo miles de estrellas soy un paria maldito. Y todo por uno, que será.
¡Aléjate bestia! Pues no te temo.
¡Qué curioso! ¡Qué interesante! ¿Qué será el niño, que tanto vale?
¿Será rey? ¿Será sueño?
¿Será Dios? ¿Será padre?
Será mi hijo.
¡Pero qué interesante!
Deberías saber, rey moribundo, que el Destino es implacable. Allí donde escapas, ella aguarda paciente. Afila sus garras, relame sus dientes. Y tu corres, a sus fauces entregado.
¡Y sin saberlo!
Vale intentarlo. Déjame pasar. Pronto despuntará el día, y no seré más que sombra. Yo, el gran rey nocturno, caeré muerto. Morirá la noche, morirán los astros. ¡Pero nacerá mi hijo!
El destino es implacable.
No hay lugar para tí en el desierto. Ni en los mares, ni en el cielo.
La muerte has buscado.
¡Bienvenida sea! ¡Malditos ambos!
¡Qué curioso! ¡Qué interesante! ¿Qué te mueve rey decadente?
Eso mismo, ¿Qué te mueve rey desafiante?
Muéveme el amor y muéveme la pena. Muéveme el deseo de hacer feliz a alguien. Muéveme la salvación de este niño, muéveme su futuro.
Soy la noche, soy dios nocturno, soy imbatible silencio, soy oscuridad imperante. En mis manos juegan los astros, en mi vientre descansa la luna. Soy la Noche, soy Rey de los muertos. Soy manto del universo, de la creación misma nací. Antes que los cuervos, antes que los mares, antes que los desiertos y los espíritus vagabundos. Yo estaba allí.
Y aun así me mueve mi niño. Me mueve el amor, aun sin conocerlo. Valen mis fauces y mis tronos en el cielo,
la dulce idea de que podrá ser feliz.
Pues es triste ser noche y es solitario el cielo. Todos descansan, todos se esconden. Todos silencian su voz ante mí.
¿Vale más salvar al mundo?
¿O vale poder ser feliz?
¿Vale el destino y el tiempo juntos?
¿O vale ver a mi niño reír?
¡Maldita la madre, malditos los hijos!
¡Maldito el Rey Cuervo y el ser Imrponunciable!
¡Maldita la noche, maldito yo mismo!
¡Malditos todos, menos el niño feliz!
Mi amor me mueve.
*
Soy el Rey Cuervo.
Soy lo Impronunciable.
¡Déjame pasar!
Ya es tarde.
¡Se acabó el tiempo rey negro! ¡Te alcanza el Destino, la muerte te invade! Amanece el desierto.
¡Ya es tarde! ¡Asesinos!
¡Un momento!
¡El huevo!
¡El niño!
¡Nace!
¡Soy el Sol!
¡Qué ironía! ¡El Sol matará a la Noche, el hijo matará a su padre! Mira al gran rey, mudo y absorto! El tercero hijo, el verdugo, ¡Es el niño que salvaste!
¡Soy el Sol! ¡Soy llama pura! Soy luz y fuego, soy la ira naciente. Soy ardiente deseo. Soy furia creciente. ¡Muerte al rey negro! ¡Que mi luz te desgarre! ¡Yo Sol, reclamo el cielo, para mí y para mi madre!
¡Deténgase el tiempo!
¡Conjúrote yo, el antiguo Rey Cuervo!
Muéveme a mi, el verte sufriente
al cumplirse el destino, del que ví escaparte
muéveme el amor, y también la pena
que a tu locura movió, no mucho antes.
¡Morirás! Mi sufriente querido
Serás de arena, y en el desierto, errante
Pero tu amor infinito guiará tu camino
y tomarás el cielo, y volverás a estar vivo
y serás rey, y serás mi amante.
Muéveme mi amor, al ver tu castigo
y detengo el tiempo, por un instante:
Te volverás arena, mi rey altivo
y sentiré tu amor, en todas partes.
Pero volverás, pues así yo dicto
en esta tierra, que es mi hogar:
No habrá dios, en tiempo y lugar
que rompa este juramento
pues el entero firmamento
tu sombra gobernará.
¡Muere ahora, Rey de la Noche!
Corra el tiempo otra vez, cumplase la profecía
cede ante el Sol y su terrible tiranía
descansa en mi desierto, hasta el nuevo despertar.
*
Soy el Rey Cuervo.
Soy lo Impronunciable.
Ruge el Sol en el cielo, madre.
Ruge pues así yo digo. Es mi carne.
No podrás romper mi hechizo.
¿Me traicionarás?
Salvaré a la Noche.
¿Desafiarás al Destino?
¿Lo volverás a matar?
¡Yo no! ¡Si tu lo has vencido! Has detenido su paso, has impedido el delirio, en tus hombros entonces, mi dulce presagio, deberás cargar
su muerte...
Pero yo estoy vivo.
Pues así lo quise.
¡Errada estás!
¡Madre! ¡Impronunciable Destino! ¡Muestra tu forma, tu rostro fatal!
Soy el Rey Cuervo, tu arrepentido hijo...
Bienvenida eres, en mi morada, el desierto.
Ante tí me presento,
y conforme al don
con que maldito nací:
Juro ante tí, ante el Sol y ante el cielo
que no es por azar, que aqui nos encontremos,
¿No es acaso este, el fin que decidí?
¡Sea así! ¡Quede sellado! Volverá la noche algún día a mi lado
buscando asilo en mi plumaje negro,
¡Encenderé el cielo y te buscarán tus hermanos!
¡Estúpido rey, que sueñas sin sueño!
Muéveme madre, el amor
¡Serás maldito!
a mi rey asesinado.
¡Mataré a mis hijos
Recuerda, Destino
si es necesario!
que también para tí
yo soy el mal presagio.
